sábado, 16 de febrero de 2008

INTELIGENCIA INFANTIL




Un científico que vivía preocupado
con los problemas del mundo
estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos.
Pasaba días en su laboratorio en busca
de respuestas para sus dudas.
Cierto día su hijo de 7 años
invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar.
El científico nervioso por la interrupción
le pidió al niño que fuese a jugar a otro lado.
Viendo que era imposible sacarlo,
el padre pensó en algo que pudiese darle
con el objetivo de distraer su atención.
De repente se encontró con una revista
en donde había un mapa con el mundo,
justo lo que precisaba.
Con unas tijeras recortó el mapa en varios pedazos y
junto con un rollo de cinta se lo entregó a su hijo diciendo:
como te gustan los rompecabezas te voy a dar el mundo
todo roto para que lo repares sin ayuda de nadie.
Entonces calculó que al pequeño
le llevaría 10 días componer el mapa,
pero no fue así.
Pasadas algunas horas escuchó la voz del niño
que lo llamaba calmadamente.
Papá, papá, ya hice todo, conseguí terminarlo.
Al principio el padre no creyó en el niño.
Pensó que sería imposible que a su edad
hubiera conseguido recomponer un mapa
que jamás había visto antes.
Desconfiado el científico levantó la vista
de sus anotaciones con la certeza
de que vería el trabajo digno de un niño.
Para su sorpresa el mapa estaba completo.
Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares.
¿Cómo era posible ?
¿Cómo el niño había sido capaz de hacerlo?
De esta manera el padre preguntó con asombro a su hijo -
Hijito tú no sabías cómo era el mundo
¿cómo lo lograste?
Papá respondió el niño, yo no sabía como era el mundo,
pero cuando sacaste el mapa de la revista
para recortarlo vi que del otro lado estaba la figura de un hombre.
Así que di vuelta los recortes y
comencé a recomponer al hombre que sí sabía como era.
Cuando conseguí arreglar al hombre,
di vuelta la hoja y vi que había arreglado al mundo.


GABRIEL GARCÍA MARQUEZ

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